Este blog nace como bitácora de un camino cuyo destino es la felicidad moderada, si es que existe alguna otra
Aunque a veces pueda parecer lo contrario, no soy nadie y nada que venga de mí pretende ser una verdad absoluta. No soy maestro que quiera dar lecciones. Solo quiero dejar reflexiones en el aire y contar lo que a mí me ha servido para evolucionar, que no tiene por qué servirte a ti
Por otra parte, me encantaría enriquecer mis entradas con enlaces de interés que me han impresionado, pero la actual legislación y la que se avecina parecen no estar muy conformes con mis gustos. Lamento no poder documentar mis entradas
La austeridad no solo está en el título del blog; quiere estar en cada rincón del mismo y de toda idea que transmita
Cada párrafo que escribo, lo leo y releo en busca de palabras que sobran, de ideas que no comunican adecuadamente, de opiniones sobrantes que nada aportan. Busco la condensación simple. Que cada palabra sea esencial, sencilla, corta y difícilmente reemplazable
Persigo este ideal porque las palabras sirven para separarnos de la esencia de lo que definen. Definir es mutilar injustamente un objeto o idea despojándolo de las particularidades que lo hacen único y completo
Por lo tanto, transmitir una idea con pocas y simples palabras es acercarse a ese imposible de la sabiduría como intuición. Sabiduría es una palabra aparentemente ostentosa, pero viene de saborear... Saborear la vida como intuición
La austeridad de la que hablamos, no es pobreza impuesta por las circunstancias; no es carencia de palabras o colores en la vida o en estos textos. Sí es, tener las dos manos libres y el horizonte limpio para poder ver lo lejano. Es una elección que persigue otra vez la misma idea
Acercarse a la sabiduría sin palabras
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