jueves, 5 de junio de 2014

Lo efectivo ha de ser simple

La austeridad parece ser un bien superior y transversal a distintas realidades
Mi primera toma de conciencia sobre esta idea, aunque inconsciente aún, vino a partir de la ruptura de mi pareja y consiguiente pérdida de mi hijo en el día a día. Ahora solo lo disfruto los fines de semana. La soledad me ayudó a encontrar un tiempo y espacio que aparecía lleno de restos, trastos, conceptos y hábitos que no me hacían feliz


En principio, para no pensar demasiado en la ruptura y en mi hijo, y para no sentirme tan solo, tenía la tele siempre en marcha; no importaba lo que estuviesen emitiendo, el caso era tener voces humanas cerca. En ese desorden físico, mental y espiritual estaba mi casa, la que había que mantener, limpiar, cuidar, mejorar y también y sobre todo, disfrutar. A ello había que sumar la alimentación y algún que otro detalle del vivir solo
Se imponía un cambio de rumbo, el camino emprendido solo llevaba a la inestabilidad entendida como se quiera. Fué entonces, cuando buscando buscando, encontré el sistema GTD y empecé a aplicarlo a mi vida. Primeramente en el trabajo y luego en todo lo demás. Ahí tuve la primera fuerte impresión de que el GTD era imponente por su sencillez, a la vez que permitía llevar la más complicada de las agendas

Dicho de otra manera, lo efectivo no puede ser complicado, enrevesado, pesado y desagradable
Lo efectivo ha de ser simple

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